jueves, 24 de septiembre de 2009

Bicentenario y Mecesup: Dos caras de la misma moneda


Luego del derrumbe de la Toma de Campus del año pasado, el estado de la movilización en nuestro espacio ha decaído profundamente, cuestión urgente de revertir en función de que, ante el Bicentenario y las reformas que éste trae, la última palabra aún no ha sido dicha. La historia es desalentadora pero no por ello hemos de bajar la guardia.

De la crítica a las nuevas formas de financiamiento que se le imponen a la Universidad bajo la forma de Convenios de Desempeño (motivo inicial de la movilización del 2008), pasamos a negarnos a que la Universidad se endeudara, como medida compensatoria que tampoco fue posible de ganar. Hoy el Bicentenario va, y su ejecución está en pleno curso. Se acaba de dar término a la primera fase del estudio del Plan Maestro, modelo que determinará las nuevas construcciones del campus y que pretende, a través de una linda y moderna fachada, ocultar la jugada política que este proyecto trae consigo: La Reforma Académica, mejor conocida como Reforma del Pregrado, en algunos lados llamada eufemísticamente “Cambio Curricular”, firmemente impulsado por los sectores liberales que, disfrazados de una “Nueva Izquierda” la defienden disfrazándola de progresismo.

Será a través de la discusión sobre los llamados “Planes de Mejoramiento” que se abordará esta reforma neoliberal, donde se pretende terminar de transformar el quehacer académico en uno que apunte definitivamente a satisfacer la demanda del mercado, ya no importando el desarrollo de la conciencia crítica de los estudiantes, de la reflexión sobre sus propias disciplinas, sino siendo su eje la tecnificación de la enseñanza en pro de los intereses empresariales, como ya lo ha experimentado la carrera de psicología, que ha visto potenciada las áreas técnicas en desmedro de las asignaturas epistemológicas y de reflexión teórica. Este es el último bastión de un modelo que se ha instalado con inusitada fuerza en Chile, que ya nos ha despojado de nuestros derechos más fundamentales y que hoy se introduce en el campo universitario para controlar la producción de conocimiento.

Pues bien, el Mecesup de nuestra facultad tiene la misma finalidad. Con cambios en los perfiles de ingresos, y sustentados en “asistencias técnicas” mercantiles, pretende terminar de implementar esta reforma, nuevamente disfrazada de nuevos computadores y lindas tecnologías.

Bicentenario y Mecesup son dos caras de la misma moneda. Vienen a abrir definitivamente las puertas de nuestra salas de clases a los intereses de los grupos de poder internacionales (Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional: de donde vienen estos recursos), intereses que son también portados por el Estado Chileno y su Gobierno, a través del Convenio de Desempeño que instala sus propios criterios al desarrollo académico, usurpando la fundamental autonomía que las casas de estudio deben tener para determinar sus políticas de desarrollo.

Hoy la pelea sigue siendo de resistencia. Si bien estos organismo internacionales sobrepasan nuestra actual capacidad de acción, es fundamental que desde cada uno de los espacios de la universidad los estudiantes y la comunidad en su totalidad aborden el problema de esta reforma académica que, en caso de no ser contrarrestada, terminará su tarea de hacer de las instituciones de educación superior una fábrica de engranes más para el mercado transnacional. Para ello dar la discusión sobre los Planes de Mejoramiento del Proyecto Bicentenario, así como sobre el Mecesup, y contrarrestar sus planteamientos neoliberales, es una tarea de primer orden en nuestra facultad que debe saber dar el ejemplo al resto del espacio universitario en este ámbito.




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